Izoria Baserria


En el Caserío Izoria, las generaciones de nuestra familia que nos preceden tenían su manera de hacer de las cosas y nosotros la hemos conservado: el pequeño huerto y las gallinas para el autoabastecimiento, los frutales autóctonos (como nísparos o perales), los nogales en terrenos comunales, etc. Tradiciones que se transmiten de generación en generación y que compartimos con nuestros clientes, y así algunos niños “urbanitas” descubren que el pollo no sale del frigorífico de un supermercado y pueden comer una ciruela Claudia o coger una avellana del árbol.



Aprovechamos el calor del Sol para conseguir lingotes de Cera Virgen. Disponemos de placas solares térmicas para el precalentado del agua y el suministro de energía térmica a la quesería, la mielería y todo lo demás, como la sala de ordeño o nuestra gran vivienda. Grande porque convivimos 3 generaciones de la familia, once miembros de Izoria Baserria, desde los 8 meses a los 73 años de edad.

Estamos en la Denominación de Origen IDIAZABAL y elaboramos manualmente nuestros quesos. También “queso del cesto”, delicado, y que requiere de muchas atenciones, aunque recuperar el sabor de este queso merece la pena ya que es uno de los muchos tesoros que alberga todo el Valle de Ayala; desde los Picos, como el Tologorri, que nos protege en el caserio Izoria, hasta el dulce Valle en el que pace nuestro rebaño, haciéndolo de un verde comestible.

El queso del cesto Izoria es... ¡¡¡como un bombón!!! Dentro de la cobertura lleva una crema untuosa que conquista el paladar... Pruébalo solo, con dulces o con salados. On egin!!


Gracias también al abono natural que genera nuestro propio rebaño en la época de partos, conseguimos enriquecer regenerando lo que la tierra nos da. Un pasto excelente para una leche de calidad que va directamente "de la teta de la oveja latxa" a la cuajada con la que elaboramos nuestro queso.



LA OVEJA LATXA: CONSERVAMOS LA RAZA AUTÓCTONA

En el Valle de Ayala en las faldas de la Sierra Salvada-Gorobel, y bajo el pico del Tologorri, se encuentra la quesería Izoria, en cuyo entorno pasta nuestro rebaño de oveja latxa de cara rubia y cara negra, del que obtenemos una leche de calidad con la que elaboramos nuestros quesos. Siguiendo la tradición familiar, nuestros quesos mantienen nuestro toque personal y los aromas de los pastos que nos rodean.



Nuestro rebaño sigue las rutas naturales por estaciones: en verano y otoño las ovejas pastan en libertad en los pastos del Monte Babio y en primavera en los del Valle de Ayala. En invierno resembramos los pastos con ballico, habitas, alfalfa, beza…, y abonamos con el cimo que genera el propio rebaño.



La oveja latxa es un animal pequeño, rústico, que se alimenta del pasto; se ordeña dos veces al día y el resto del tiempo pasta al aire libre produciendo una cantidad de leche limitada en torno al litro de leche diario, produciéndose un queso con 7 u 8 litros.





Es un animal resistente, buena transformadora de pastos y excelente criadora de corderos. 



Tienen un gran valor añadido: además de la calidad de su leche, contribuyen a mantener los pastos de Izoria de un verde comestible y ayudan a limpiar los montes. La calidad de los pastos y la alimentación son muy importantes para la calidad y los sabores de este queso, por eso ayudamos al rebaño con pienso en grano y forrajes, aunque la base de la alimentación es el pasto. La otra materia prima es el cuajo, que le da un sabor característico al queso. Por último, utilizamos sal del Valle Salado de Añana.



Un queso de aroma suave, cremoso, fundente en boca con un sabor claramente diferenciado debido a la utilización de cuajo natural y con un retrogusto persistente.



Todo ello da como resultado un queso elaborado al “estilo de la amama”; tanto el queso de leche cruda, como el queso fresco y las cuajadas.


EL BELLO MANTO CARACTERÍSTICO DE NUESTRA OVEJA LATXA TAMBIÉN PUEDE PROTEGER NUESTRO HOGAR



De un tiempo a esta parte ha aparecido en el mercado un nuevo material aislante que mejora el ambiente en espacios cerrados, aísla del frío reduciendo costes de calefacción, y resulta casi ignífugo. Se trata de la lana de oveja. Se está estudiando producir placas de lana a partir de lana de oveja latxa para revestimientos de fachadas (fábricas y edificios públicos o edificios de nueva construcción) que hacen que los costes de calefacción se reduzcan drásticamente. Así conseguimos reducción de costes energéticos y creación de empleo con un material viejo, renovable y barato, con una funcionalidad nueva.


La tradición manda en este aspecto; de momento la voluptuosa lana de la latxa que blanquea nuestro hermoso Valle de Ayala se hila y teje para conseguir esos calcetines para nuestros trajes típicos. En los pueblos de aquí se coloca un calcetín de lana de oveja latxa encima del calcetín fino y haga el frío que haga, los “pies calientes”.




LA ABEJA DE IZORIA: ¡QUÉ CHULA! ¡¡¡TRABAJADORA ENORME!!! 


En un mundo sin abejas, una gran parte de las frutas y verduras comunes de los supermercados desaparecerían.

Existen alrededor de 20.000 especies de abejas, pero las abejas de la miel (apis mellifera) son extraordinarias, ya que polinizan una amplia variedad de flores. Cada individuo es un prodigio de la ingeniería biológica: está equipado con sensores de temperatura, de dióxido de carbono y de oxígeno, y su cuerpo está diseñado para cargarse de electricidad estática. Cuando las abejas recolectan el alimento en las flores, los granos de polen que quedan adheridos a ellas permiten que el polen de una flor viaje hasta otra, la cual se fertiliza. El resultado es una semilla y un fruto. La magnitud del fenómeno resulta increíble cuando examinamos la labor colectiva. En un panal medio puede haber unas 60.000 abejas, de las que 40.000 salen en busca de alimento. Cada obrera realiza hasta 30 salidas diarias, y en cada viaje puede llegar a polinizar un total de 50 flores. En una sola jornada de trabajo, una colmena puede lograr la fertilización de millones de flores. Los cálculos de AGA sugieren que una sola colmena es capaz de encargarse de fertilizar las flores en una zona de 700 hectáreas, es decir, la superficie equivalente a unos 350 campos de fútbol.

La importancia económica de las abejas de la miel es colosal. En la Red circula una citación atribuida a Einstein que sugiere que si las abejas desaparecieran hoy de la Tierra, el hombre solo podría sobrevivir cuatro años. Sea o no cierta esta cita, hay una parte de verdad en ella que evoca un futuro apocalíptico. De acuerdo con Hackenberg, las abejas de la miel intervienen en uno de cada tres bocados que nos llevamos a la boca. Los cultivos básicos como el arroz, el trigo o la cebada son polinizados por el viento. Pero en un mundo sin abejas, una gran parte de las frutas y verduras comunes de los supermercados desaparecerían de las estanterías. Sus precios resultarían tan astronómicos que un kilo de manzanas podría costar casi como el caviar.




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Visítanos en el Valle de Ayala y al cobijo del Tologorri, entre el monte Babio y Etxaurren.

Caserío Izoria, elaboración tradicional de quesos y miel en Izoria (Ibarra, 27). 
Tel.: 945399138 - 675841620


También realizamos visitas guiadas y experiencias didácticas con niños y mayores.